Terapia Humanista Integral
Los Santos Inocentes

21 Oct, 2021

Terapia Humanista Integral

No hay nada en este mundo más grande que la Consciencia sobre sí. Cuando me conozco te
conozco, cuando me comprendo te comprendo, cuando me amo te amo (también cuando me
desconozco te desconozco, cuando no me comprendo no te comprendo, cuando no me amo no
te amo – aunque te quiera, necesite o desee).
Todos nos auto-conocemos en la medida en que hemos desarrollado nuestro poder de nosotros
mismos, que no lo da otra cosa más que la consciencia. Hoy se oye la palabra “empoderarse”
por todas partes, a veces mal comprendida, al igual que ocurre frecuentemente con la palabra
“autoestima”. Todo son variantes de lo mismo: Auto-Consciencia.
¿Pero qué es la auto-consciencia? Sé lo que me gusta y lo que no, lo que quiero y lo que no, etc…
Soy auto-consciente. Claro, pero solo de una parte de mí: la que conozco.
¿Qué ocurre entonces con todos esos pedazos de mí, que en el proceso de adaptación a este
mundo, a esta cultura, a este entorno en el que nací y crecí, tuve que esconder en el cajón del
olvido y la negación?. ¿Qué ocurre con mi rabia, con mi tristeza, con mi vulnerabilidad? O lo que
sea que cada un@ de nosotr@s escondió en el cajón?
Ni siquiera me acuerdo de que esos pedazos de mí también son míos. Ya no los conozco, sin
embargo, algo en mí sabe que existen porque el vacío devorador que me acompaña en la vida
me lo hace saber, ese vacío que intento llenar comprando, bebiendo, comiendo,
enamorándome, con sexo, alcohol… o lo que sea que cada cual utilice para sobrevivir a ese dolor
crónico que solo podemos engañar un poco, pero de ninguna manera calmar para siempre. Solo
hay una forma de llenar nuestro vacío y es volviendo a poner las piezas, del puzle que somos, en
su lugar. ¿Pero cómo? ¡Conociéndolas!
Se trata de un viaje interior, hacia un@ mism@, sin auto-engaños, con coraje y con amor. Para
darle a esas partes olvidadas y abandonadas el lugar que nadie les dio, su lugar.
Es un proceso, más o menos largo, dependiendo de cada caso y cada persona en particular, pero
es el único camino que llega hasta donde todos, lo sepamos o no, queremos ir.
¿Qué pasa cuando me doy cuenta de que no soy capaz de decir NO, Basta, Hasta aquí? ¿Cómo
es posible que me sienta atrapad@ en situaciones que no quiero, que se repiten, que no sé cómo
manejar? Pues de entrada pasan dos cosas:
1) Si no conozco a mis partes olvidadas lógicamente no puedo amarlas (lo habitual es que si las
he rechazado es porque entendí que eran malas) si no puedo amarlas hay una parte de mi que
no tiene amor y lo busca desesperadamente en los demás, porque lo necesita. ¿cómo voy a decir
NO, Basta, Hasta aquí, a alguien que podría darme una gota de cariño? ¿cómo le niegas unas
migas de pan al hambriento?
2) Si entendí que la rabia era algo malo que había que suprimir en mí ¿de dónde saco la fuerza
necesaria para decir NO, Basta, Hasta aquí? Esa pieza del puzle que soy se me hace
imprescindible para sobrevivir con dignidad, para no verme atrapad@ en esas situaciones que
no quiero. Entonces necesito ir a buscar esa rabia para aprender a gestionarla y a utilizarla bien,
entender que mi rabia no es mala, solo puede ser dañina cuando se usa mal (para agredir, para
lastimar). Comprender también que sin mi rabia estoy incomplet@ y soy una persona hipócrita,
que acepta situaciones que no quiere, que dice que Sí cuando desea decir No, etc.
Todo lo que somos, absolutamente todo lo que somos, es perfecto cuando lo conocemos, lo
integramos y lo desarrollamos con amor.
En mis sesiones de Terapia combino 3 herramientas básicamente, a cual más poderosa:
Gestalt – Nos aporta la profundidad, la consciencia sobre lo que somos por dentro, sobre lo que
nuestro cuerpo (como si de un libro se tratara) nos cuenta con sus síntomas. Sobre lo que
sentimos y no nos atrevemos a reconocer ni siquiera en silencio. Sobre las coherencias e
incoherencias que nos envuelven. Gestalt nos responsabiliza de nosotros mismos, nos ayuda a
auto-adoptarnos, a desarrollar los “buenos padres internos” que necesitamos en la vida hoy (la
madre interna o la presencia interna de nuestra voz más tierna y amorosa, más comprensiva,
más compasiva y acogedora que nos entiende en vez de juzgarnos. El padre interno o la
presencia interna amorosa con nuestra capacidad de pasar a la acción, de enfrentar y resolver
lo que sea que la vida nos desafía a solucionar)
Eneagrama – Nos aporta la sabiduría del camino, de dónde proceden mis heridas y hacia dónde
dirigir mi energía para sanarlas. Desde el Eneagrama podemos entender la vida misma (que para
cada uno de nosotros no es otra cosa que una extensión de la consciencia sobre sí)
Constelaciones Familiares Espirituales – Nos aportan soluciones desde el Alma, la capacidad de
ver, comprender y detener esa herencia, muchas veces generacional, que nos complica y lastima
de abuelos a padres, de padres a hijos y así sucesivamente.
Es muy difícil transmitir con palabras en qué consiste un proceso de Desarrollo Personal en todo
lo que puede llegar a abarcar, lleno de infinitas posibiidades. Lo único que puedo decir es que
no hay nada más grande, más bello y pleno que la Auto-Consciencia: sentir que hemos sido
cread@s por algo más grande que nosotros, a lo que pertenecemos y nos pertenece, en el mayor
acto de Amor que existe: La Vida. Que eso que nos ha creado lo hizo tal y como somos, no de
otra forma. Poder decir GRACIAS Dios, Infinito, Fuente, o como cada cual lo sienta, Gracias por
crearme tal y como soy, y sentir el inmenso Amor que “eso” supone.

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